Que nada ni nadie le roben su felicidad
1. Lectura Bíblica: Hechos 16:23-26
2. Versículo para memorizar:
“Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían” (Hechos 16: 26).
3. Reflexión en la Palabra de Dios:
Hay un escritor, poeta y compositor brasilero que rompió los esquemas de su generación. Se trata de Vinicius de Moraes (1913-1980), autor de uno de los temas emblemáticos del folklore brasilero: “La chica de Ipanema”.
A él se atribuye la frase: “La felicidad es una cosa loca, pero delicada al mismo tiempo. Tiene flores y amores de todos los colores, tiene nidos de pajaritos, todo eso y más; por ser tan delicada, yo siempre la trato bien”.
Poesía, me dirá usted. Y estamos de acuerdo. Pero a la par, la expresión de alguien que encontró armonía, paz y gozo aun cuando no todo en la vida le resultó fácil. Y la historia de su vida es la que lleva a que tenga fuerza su verso. “…por ser tan delicada, yo la trato bien”.
¿Con cuánta frecuencia permitimos que los demás o tal vez las circunstancias, nos roben la paz interior y el asomo de felicidad que estamos disfrutando en un nuevo día? Sin duda, con mucha frecuencia. Terminamos diciendo: “Esto o aquello me hizo infeliz”.
Tremendo error, no son los obstáculos o los seres humanos quienes nos roban la felicidad, somos nosotros— usted y yo— quienes permitimos que nos roben el sosiego, la paz, las ganas de vivir y la alegría.
Nick Vujucic, el afamado motivador cristiano, quien no encontró límites para la felicidad y la realización personal a pesar de carecer de extremidades inferiores y superiores, escribe:
“Necesitamos responsabilizarnos de nuestra propia felicidad y el éxito. Puede ser que tus amigos y familiares cuiden de ti en cuanto necesites, y eso lo debemos agradecer, pero debes seguir insistiendo por ti mismo en cuanto a la felicidad. Entre más esfuerzo invertido, más oportunidades crearás…” (Nick Vujucic. “Vida sin límites”. Editorial CEBG. 2013. Colombia. Pg. 63)
Piense por un instante que la decisión de permitir que los demás o quizá los momentos difíciles roben su felicidad, es suya y nada más que suya.
¿Recuerda al apóstol Pablo? Estaba feliz, realizado, en su misión de extender las Buenas Nuevas de Salvación. Como consecuencia de su labor decidida, lo encarcelaron junto con Silas, uno de sus inmediatos colaboradores. Las Escrituras relatan que:
"Después de haberles azotado mucho, los echaron en la cárcel, mandando al carcelero que los guardase con seguridad. El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; y los presos los oían” (Hechos 16:23-26).
Por favor, lea con detenimiento el texto. ¿Permitió Pablo que otras personas y las circunstancias, le robaran la paz y la felicidad? En absoluto. Ese es uno de los tantos distintivos que le colocan en lugar preponderante entre los líderes más influyentes de todos los tiempos.
Qué tan distinto de nosotros, que tenemos una discusión con nuestra pareja y pareciera que el mundo se vino a tierra; o nos ocurre un incidente, por pequeño que sea, y ya queremos renunciar a todo o a todos.
Que nada nos robe la felicidad, que siempre proviene de Dios. Él es quien llena nuestro corazón de paz, gozo y deseos de vivir. Nada ni nadie nos pueden sustraer aquello que nos regaló el creador. Recuerde siempre: La decisión es suya y nada más que suya.
Tengo una pregunta para terminar: ¿ya recibió a Jesucristo como Señor y Salvador? Hoy es el día para que lo haga porque prendidos de la mano del Señor Jesucristo emprendemos el maravilloso camino hacia el crecimiento personal y espiritual. Ábrale hoy las puertas de su corazón a Cristo. No se arrepentirá.
4. Preguntas para el crecimiento personal y espiritual:
a. ¿Podría decir usted que es feliz?
b. ¿Cómo define usted la felicidad?
c. A partir de la definición que tiene de felicidad, ¿podría decir usted que es feliz?
d. ¿Qué le roba la felicidad?
e. ¿Cree que en Dios encontramos la fuente de la felicidad?
Desde hoy asumo el compromiso de no permitir que mi armonía, paz interior y felicidad, la roben personas o las circunstancias; procuraré volar por encima de las circunstancias, con ayuda de Dios
Publicado en: Devocionales Diarios
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