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Hacer la voluntad de Dios, fundamento para la victoria

Hacer la voluntad de Dios, fundamento para la victoria

1.- Lectura Bíblica: Juan 4:34; Juan 9:10-18

2.- Versículo para memorizar:

“Entonces Jesús explicó: — Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra.” (Juan 4:34. NTV)

3.- Reflexión en la Palabra de Dios:

Martín se cansó de ser un fracasado. Un día reflexionó hasta concluir que, si hasta el momento todo había salido mal, se debía a su terquedad de hacer las cosas a su manera y no conforme a lo dispuesto por Dios.

Deseaba tener el control de cada minuto de su existencia y no depender de nadie, incluso del Creador. Se creía con suficiente criterio como para tomar decisiones. No obstante el día que decidió rendirse al Creador, todo en su vida experimentó transformación.

Quienes han decidido que Dios sea el capitán de sus vidas, pueden testimoniar lo maravillosa que resulta esta experiencia.

El Señor Jesús lo describió con términos muy sencillos: “Entonces Jesús explicó: — Mi alimento consiste en hacer la voluntad de Dios, quien me envió, y en terminar su obra.” (Juan 4:34. NTV)

Si hay un elemento que dinamiza y fructifica nuestros esfuerzos, es encontrarnos en el centro mismo de la voluntad del Padre. No es preguntarle: “¿Qué está ocurriendo que no prosperan mi trabajo en la obra?”, sino someternos y decirle: “Señor, que se haga tu voluntad.”

Ahora, quizá se pregunte: ¿Y cómo sabemos si nos movemos en la voluntad de Dios? La respuesta es sencilla: Cuando dejamos de centrarnos en nosotros mismos y nos enfocamos en Él.

El secreto es que procuremos la gloria de Dios, no la nuestra. Que Dios haga lo que Él quiere y cuando quiera.

Ahora, interróguese: Lo que estoy haciendo, ¿está conforme a la voluntad de Dios? ¿Honra y glorifica al Señor?

¿Recuerda la experiencia de Saulo con el Señor Jesús? Cuando cayó a tierra, en la vía a Damasco, quedó ciego. Sus compañeros de avanzada lo llevaron a la ciudad.

Las Escrituras relatan: “Ahora bien, había un creyente en Damasco llamado Ananías. El Señor le habló en una visión, lo llamó: — ¡Ananías! — ¡Sí, Señor! — respondió. El Señor le dijo: — Ve a la calle llamada Derecha, a la casa de Judas. Cuando llegues, pregunta por un hombre de Tarso que se llama Saulo. En este momento, él está orando. Le he mostrado en visión a un hombre llamado Ananías que entra y pone las manos sobre él para que recobre la vista. — ¡Pero Señor! — exclamó Ananías—. ¡He oído a mucha gente hablar de las cosas terribles que ese hombre les ha hecho a los creyentes de Jerusalén! Además, tiene la autorización de los sacerdotes principales para arrestar a todos los que invocan tu nombre. El Señor le dijo: — Ve, porque él es mi instrumento elegido para llevar mi mensaje a los gentiles y a reyes, como también al pueblo de Israel; y le voy a mostrar cuánto debe sufrir por mi nombre. Así que Ananías fue y encontró a Saulo, puso sus manos sobre él y dijo: «Hermano Saulo, el Señor Jesús, quien se te apareció en el camino, me ha enviado para que recobres la vista y seas lleno del Espíritu Santo». Al instante, algo como escamas cayó de los ojos de Saulo y recobró la vista. Luego se levantó y fue bautizado. 19Después comió algo y recuperó las fuerzas.” (Hechos 9:10-18. NTV)

Si nos sometemos a Él y nos volcamos a hacer Su voluntad, Él cumplirá su propósito eterno para nosotros.

Cuando el Señor trató con Saulo, sentó las bases para que él llegara a ser un poderoso proclamador de las Buenas Nuevas de Salvación en el mundo conocido hasta entonces.

¿Cómo pudo lograrlo? Cuando se sometió a Aquél que todo lo puede. Él nos va guiando y muestra el paso a paso que debemos seguir.

El autor y conferencista, Henry Blackaby, asegura:
A veces las personas o las iglesias están demasiado ocupadas en ejecutar planes que, a su criterio, cumplirán los propósitos de Dios. Por eso, no se molestan en averiguar lo que Él realmente quiere. A menudo, nos agotamos con el esfuerzo y logramos poco para el Reino de Dios.” (Henry Blackaby. “Experiencia con Dios”. B&H Editores. 2009. EE.UU. Pg. 33)
Procurar que sea Dios quien gobierne y haga su voluntad, nos ahorrará muchos dolores de cabeza y se convertirá, de paso, en la antesala para que nuestra vida y ministerio sean fructíferos tal como lo esperaba el Señor Jesús.

Recuerde que Él dijo: “Ciertamente, yo soy la vid; ustedes son las ramas. Los que permanecen en mí y yo en ellos producirán mucho fruto porque, separados de mí, no pueden hacer nada.” (Juan 15:5. NTV)

Centrarnos en la voluntad de Dios y orientar nuestros esfuerzos para hacer lo que Él desea, imprimirá un vuelco definitivo a nuestra vida. Nos convertirá en auténticos Discípulos de Jesús. Nos trasladará a una nueva dimensión.

Por supuesto, Dios no nos obliga. La decisión se movernos conforme a lo que Él desea para nosotros, es una decisión que solamente usted y yo debemos tomar. Nadie decidirá por nosotros. Sin embargo, cruzar la frontera nos llevará a lograr el máximo potencial en nuestra existencia.

¿Debe hacer algo extraordinario? Por cierto que no. Simplemente decirle: “Aquí estoy, Señor.” Seguidamente, esperar en Él. Acoger la instrucción del rey David cuando escribió: “Quédate quieto en la presencia del Señor, y espera con paciencia a que él actúe.” (Salmos 37:7 a. NTV)

Quedarnos quietos en la Presencia del Creador. Una frase sencilla pero poderosa que define un plan de vida. Decídase hoy a confiar en Dios y caminar conforme a Su poderosa voluntad.

Si aún no ha recibido a Jesús como Señor y Salvador, hoy es el día para que lo haga. No se arrepentirá. Cuando Cristo mora en nuestro ser, experimentamos crecimiento personal, espiritual y familiar como siempre lo hemos anhelado. Decídase hoy por Jesucristo el Señor.

4.- Preguntas para el crecimiento personal y espiritual.

a.- ¿Qué significa para usted esperar en Dios (Salmos 37:7 a)?

b.- ¿Qué aprende y podría aplicar a su vida en cuanto al trato de Dios con Saulo (Hechos 9.1-18)?

c.- ¿Qué le impide hacer la voluntad de Dios?

d.- ¿Qué cree que cambiaría si se decide hoy a hacer la voluntad de Dios?

e.- ¿Ha orado a Dios para pedirle que le muestre qué hacer en cada momento de su vida?

Publicado en: Devocionales Diarios


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